Desayune en Mcdonalds, si bien trato de comer sano lo mas posible, cuando entro en mood de viaje lo único que quiero es hacerme concha.
Al mediodía fuimos a comer con dos compañeras de trabajo a un restaurant que se dedica a platos con pollo en un shopping cerca de la oficina, no me acuerdo el nombre del lugar, porque es totalmente olvidable, los 3 pedimos el mismo menu, Oyakodon, Sopa de miso y algunos pickles.
El oyakodon no tenia gusto a nada, era muy insípido. Como dije totalmente olvidable. Un desperdicio de almuerzo y de materia prima.
Salimos de la oficina con Mike para el aeropuerto a eso de las 15:30 discutiendo por alguna cuestión del trabajo que quedo en el olvido una vez que llegamos a destino.
Mike hizo sonar la alarma de seguridad porque no se había vaciado los bolsillos, inmediatamente me pregunté si me equivoque en planear un viaje con el. (Planear un viaje para el, porque Mike casi no colaboro con las ideas, pero reconozco que se prende a todo, lo cual hace la organización mas fácil).
Por algún motivo los aeropuertos siempre me dan una nostalgia enorme, porque sera?
Odio la gente que siempre pregunta “Soy el único al que…”, No, no sos el único, somos 8 billones de personas, estoy convencido que esta sensación que tengo no me pasa a mi solo, pero me gustaría poder entenderla mejor.
Se que los aeropuertos son como salas de espera, donde el tiempo medio que para, y donde todos, estamos en la misma situación de espera, sera por eso? Por las aventuras que vienen? La aventuras que se van? No lo se, pero seguramente vuelva a escribir sobre esto.
En este caso particular me agarro mucha ansiedad por el trabajo, no se porque me quede con la idea de que en algún momento se me va a acabar la buena vida que tengo, y voy a tener que irme de japon, esa idea, donde pierdo todo lo que consegui hasta este momento me destruye. Amo Japon, es mi casa, y no concibo una vida fuera de esta isla.
La primer noche después de viajar casi 5hs, llegamos al hotel, fuimos a pasear por la ciudad y sacamos fotos.
Tamano es una ciudad muy chiquita que sirve como puerto para llegar a Naoshima, no hay absolutamente nada para hacer, el centro son 5 cuadras.
Comimos Tsukemen en un negocio que se llama “Fly me to the moon”, le dije al cocinero que el menu me pareció interesante, pero se lo tomo como un insulto, le expliqué que comparado con Tokyo, las ideas y los platos tenían mucho mas carácter y ahi creo que entendió lo que le quería decir.
De entrada pedimos unas Gyozas y de postre Pudin de luna llena. El pudín fue perfecto para cerrar la primer noche.
En el restorán nos encontramos con los dos empleados del hotel donde hicimos el check in, un hotel chiquito de la zona con habitaciones de tatami renovadas, nos dijeron que era el mejor restorán de la zona para comer tarde.
Eran los dos de Vietnam, habían venido a estudiar hace unos años atrás y decidieron quedarse para buscar una mejor vida.
Con la panza llena, nos fuimos a dormir listos para Naoshima.